Historia, sabor, cultura, tradiciones y manualidades se disfrutan en la Hacienda de Santa Bárbara
Sthefanny Mellado López
Durante nuestra aventura por el municipio de Huamantla nos sumergimos en la belleza histórica de la gran Hacienda de Santa Bárbara entrando por su gran portón principal conocimos el gran museo del maíz «Cencallí», que cuenta con pinturas de maíz, dibujos en hojas de maíz, oloteras con grandes dibujos y colores, la colección basta de maíz en el estado con sus 60 variedades mostrando la riqueza cultural de este grano así como la riqueza exquisita de colores.
Esta hacienda que data del siglo XVIII y es actualmente un Hotel con grandes pasillos, jardines con hermosas flores y magueyes, patios, comedor y habitaciones acordes con su espacio y riqueza de maíz que da a los turistas el sentido acogedor de querer quedarte y perderte del mundo totalmente distinto al actual, ya que incluso «hay casi nula señal de teléfono», que no se necesita en este paraíso para poder perderte del mundo moderno con sus hermosos espacios e incluso mascotas muy amigables del lugar.
Pero sobre todo el recorrido por sus habitaciones está lleno de muebles coloniales, acordes al lugar, artesanías de maíz, hoja de maíz, leña, cuadros que muestran la gran riqueza del lugar así como dobles puertas que te conectan al patrio principal del hotel o a perderte por sus paisajes que llegan a la Malinche.
Incluso lo que un día fue su iglesia aún contiene una gran cruz de madera color café, característica de la fe católica con un gran altar que se conserva pegado a la pared totalmente de piedra, estilo que era utilizado para que el sacerdote rindiera la palabra de dios a espaldas de los católicos, pero de frente a la cruz con un espacio estratégico para que se escuchara en toda la iglesia, con algunos candeleros que aún conservan algunas velas, además su torre con su campanario y de un estilo Tequitqui ( manifestaciones artísticas realizadas por indígenas del área mesoamericana luego de la Conquista de México), donde se daban las misas en latín.
Daban las 11:00 del día cuando llegamos al gran patrio donde conocimos las oloteras para saber la forma en como antes se desgranaba la mazorca llegando a desnudar el olote donde más tarde nos enseñarían como formar una olotera e incluso cortar el olote y colocarlos de forma que ninguno fuera más grande que el otro y al final quedará amarrados y reforzamos con alambre, lo más curioso de estas enseñanzas es que la hoja del maíz llamada totomoxtle al estar seca es utilizada para un sin fin de cosas por ejemplo para tamales, para muñecas, moños, aretes, flores, esferas y más; Así como el olote que es utilizado para aretes, combustible (quemar y hacer una fogata, decoraciones etc.
Desde la entrada de esta gran hacienda se siente tranquilidad y ese olor a pétalos con agua de rosas en el Tinacal brindan calma a cada paso que se da cambiando el aroma al probar las delicias de una buena gordita de frijoles con salsa y queso qué preparaban en un comal de barro acompañado de una exquisita agua de guayaba en un vaso de barro que te enamora y llama para quedarse toda una semana.