POR EL TLAXCALA QUE MERECEMOS

POR EL TLAXCALA QUE MERECEMOS

Senadora Adriana Dávila Fernández.

El pasado 25 de febrero solicité licencia en el Pleno del Senado de la República para contender como candidata del Partido Acción Nacional (PAN) al gobierno de Tlaxcala, en la jornada electoral del próximo 5 de junio.

En tribuna, que es donde hacemos uso de la voz para presentar iniciativas o puntos de acuerdo, manifestar posturas a favor o en contra de dictámenes, dejé en claro mi compromiso de conducir una campaña de altura, procurar una contienda electoral que nos permita a los tlaxcaltecas hacer elecciones correctas, saber qué es lo que queremos y a qué aspiramos.

Reconocí, -y lo hago en este momento-, a mis colegas las Senadoras Lorena Cuéllar y Martha Palafox, porque las tres iremos a la contienda y mi propósito es dar un mensaje al país, en el sentido de que las mujeres podemos ponernos de acuerdo y que somos políticas con ideas de altura; finalmente serán los electores quienes tomen la decisión.

El tema no es un asunto de colores, en este momento hablar de Tlaxcala, parece como si no existiéramos, como si fuéramos un municipio de Puebla o parte de la Ciudad de México o de algún otro estado de la República.

Pareciera que Tlaxcala es una tierra anónima, una tierra invisible, y aunque apenas represente el uno por ciento del tema electoral en este país, para los tlaxcaltecas y para mí, es el 100 por ciento.

En reiteradas ocasiones he señalado que la transparencia y rendición de cuentas, el gasto público con  responsabilidad, hacer más con menos, el respeto a la dignidad humana en la búsqueda del bien común son acciones que obligan el ejercicio político. Con voluntad y respeto trabajaremos entre todos, es decir mujeres, hombres, jóvenes, niñas y niños, por el Tlaxcala que merecemos.

Es por ello que quienes vamos a esta contienda debemos actuar con una gran responsabilidad, con un proyecto muy claro sobre lo que esta tierra necesita para colocarla en el centro de este país y ante la visión de todos.

No debe haber cabida a las descalificaciones ni debilidades de los contendientes; más bien debemos enfocarnos en propuestas claras y concretas.

Cierto que el camino no será fácil; mi lucha no es contra del PRI, ni en contra del PRD o de Morena; mi lucha es contra de la pobreza, la desigualdad, el anonimato y la injusticia.

Urge poner en práctica una política pública que acabe precisamente con la pobreza, con la desigualdad, con la falta de oportunidades; que rescate planes y proyectos de bienestar social que impulse trabajos transversales
en beneficio de los tlaxcaltecas.

Muestra de que podemos conseguir acuerdos fue el trabajo que se llevó a cabo en la Comisión Contra la Trata de Personas del Senado de la República, durante este período fue posible legislar sin tintes políticos, con la convicción de atender el grave problema, allegarnos de información de primera mano, pulir nuestras coincidencias para mejorar el marco normativo, pero lo más importante, se trabajó con el afán de resolver las
diferencias en la búsqueda del bien común.

Encontramos espacios para el diálogo y aceptamos ceder en la construcción de acuerdos, evitamos en todo momento la exclusión, buscamos perfeccionar la ley, disminuir los vacíos legales para erradicar la impunidad; me parece que ese debe ser el espíritu en cualquier acto de los Poderes de la Unión para procurar políticas públicas eficaces y
eficientes.

El país demanda un cuerpo legislativo plural, dispuesto a la construcción de acuerdos para procurar las condiciones mínimas indispensables que eleven la calidad de vida de las y los mexicanos en aspectos socioeconómicos, así como garantizar la seguridad de los habitantes.

Estoy convencida de que podemos acceder a un verdadero cambio en este país y en Tlaxcala, que podemos recuperar la confianza de la sociedad que ya no cree en la clase política; que podemos decirle a la población que tenemos proyectos claros desde los partidos; que no estoy en contra de los independientes, pero que creo en el fortalecimiento de las instituciones políticas.

Me separo del cargo como Senadora con muchos propósitos, con el compromiso de trabajar y convencida de la necesidad de buscar acciones concretas para privilegiar el bien común.

Me voy con enseñanzas y ejemplos que llegado el momento pondré en práctica y al servicio de Tlaxcala. Mi lucha por mi estado será brega de eternidad.