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El país de las mentiras y la justicia selectiva

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El país de las mentiras y la justicia selectiva

“Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por la mentira” Mahatma Gandhi

ADRIANA DAVILA FERNANDEZ

Cuando leí el artículo de Benito Nacif, Consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), el pasado viernes 22 de septiembre titulado: “El Dinero en las Elecciones de Gobernador”, no alcanzaba a comprender el por qué algunas de las afirmaciones que hacía “no siempre el que más gasta es el que gana”, sobre todo cuando puso de ejemplo “al azar” a Tlaxcala. Confieso que, sin duda, en nuestro país esto puede ser cierto e incluso comparto que el dinero no es todo lo que determina el triunfo en una campaña electoral.

Cuando terminé de leerlo, no sabía si molestarme o reír; a simple vista el artículo parece bastante ingenuo, pero cuando se analiza el contexto que estamos viviendo en nuestra entidad, alcancé a entender el momento en que Nacif decide realizar su publicación: cuando en la Sala Superior del Tribunal Federal (TRIFE), se está analizando la impugnación interpuesta por el PRD en contra de la coalición PRI- PVEM -PANAL- PS y cuyo argumento central para pedir la anulación de la elección, es justo el rebase de tope de campaña del candidato priísta.

Mi madre siempre me explicó algunas cosas que suceden en la vida con dichos populares, en este caso aplican muchos; respecto de la impugnación del PRD queda perfecto el de “el burro hablando de orejas”. Quienes vivimos la realidad de la elección sabemos perfectamente ¡qué pasó en Tlaxcala!, ¡cuánto dinero circuló!, ¡de dónde vino!, ¡cómo y para qué fue utilizado!; pero especialmente quiénes de los candidatos reportamos con seriedad, sin simulaciones y sin mentiras lo que gastamos; como sucedió también en nuestra declaración 3 de 3.

En los años que he tenido la oportunidad de ser legisladora, compruebo una vez más que nuestro país no tiene necesariamente un problema de leyes, sino de la correcta aplicación de las mismas. Por más leyes que reformemos, se requiere forzosamente voluntad política, honestidad y dignidad para cumplirlas y por parte de la autoridad evitar la impunidad.

Entiendo perfectamente que Benito Nacif usó los datos reportados ante el INE por los partidos políticos, pero en este caso el dicho que aplica, es “el que algo sea legal no significa que sea moral o real”, para nadie en Tlaxcala es desconocido que la coalición en mención -que reportó como gastos de campaña menos de 3 millones de pesos- no dijo la verdad, en realidad rebasó -y por mucho- lo autorizado como tope de campaña; por supuesto que el PRD no se quedó atrás, es cínico que haya reportado haber gastado 1.5 millones de pesos, cuando fue la candidata del PRD la que más gasto en esta campaña, además es irónico que acuse a otro candidato cuando “cojean del mismo pie”.

Lo que realmente sucedió en Tlaxcala, fue un choque de grupos que se formaron en la misma escuela política, aprendieron las mismas mañas, trabajaron por muchos años para los mismos grupos, ambos provienen del PRI, hasta familiares son y ganó el que utilizó mejor el aparato gubernamental, porque si hablamos de usar bajezas, mentiras y calumnias ambos lo hicieron al mismo nivel.

Tlaxcala es el único estado, de los doce en disputa, en donde se declaró al candidato ganador con sólo el 85 por ciento de las actas computadas; por otra parte, quién ahora argumenta fraude y asegura que ganó la elección no lo puede comprobar con actas en mano, porque le falta el 35 por ciento de ellas; por tanto, decidió impugnar con otro argumento,

Bajo esa circunstancia, la impugnación del PRD, evidencia que Lorena Cuéllar aceptó indirectamente que perdió.

Desde el inicio de esta campaña, todos sabíamos de los lazos del candidato “ganador” con muchos personajes que trabajaron y trabajan en el INE antes IFE. Luis Carlos Ugalde, es un claro ejemplo de ello, fue el asesor de Marco Mena en la pasada elección.

Citaré sólo un acontecimiento –por razones de espacio-, que reafirman mis argumentos: las conocidas y muy cuestionadas casillas especiales, quince para ser exactos, que desde el principio Acción Nacional impugnó por ser una medida incongruente debido al tamaño territorial de Tlaxcala.

Todos sabemos lo que ocurrió el día de la elección, gente formada desde las 10 de la noche un día antes, esperando votar ya sea por el PRI gobierno o por el PRD a cambio de recibir, según sus propios testimonios documentados en video, entre 500 y mil pesos. En ese único evento con un simple cálculo de movilización, entrega de cobijas, comida y dadivas, ambos candidatos distribuyeron más de 20 millones de pesos.

Nadie en Tlaxcala que tenga dos dedos de frente, puede creer que Marco Mena y/o Lorena Cuéllar cumplieron con no rebasar los topes de campaña, es más los consejeros del INE, incluido Benito Nacif, saben perfectamente lo que sucedió, a menos que ignoren en el país en que vivimos y lo débiles que lamentablemente están ahora las instituciones que se suponen deben cuidar la democracia.

Benito Nacif, en su artículo de opinión pretende legitimar el triunfo dudoso de Marco Mena, y es lamentable que quién tiene un cargo que debería ser honorable se preste a este juego perverso.

Quien verdaderamente perdió fue Tlaxcala y Marco Mena traerá sobre su espalda la sombra de la ilegitimidad por los 4 años y 8 meses de su gobierno, ¡lástima, porque lo que mal empieza, mal acaba.

Sin embargo, reitero mi compromiso de ser oposición responsable pero firme. Espero que el señor Nacif sepa que con su artículo no pudo ayudar a su amigo, sólo confirmó lo que ya todos en Tlaxcala sabemos, en algunas ocasiones como esta, la justicia es selectiva.