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MANDO ÚNICO POLICIAL

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MANDO ÚNICO POLICIAL

Senadora Adriana Dávila Fernández

El tema de la inseguridad aún es preocupación para todos, por ello es que el periodo legislativo que apenas comienza debe concretar muchos pendientes, entre ellos, los relativos al mando único que necesariamente implica la
reestructuración del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y con lo que será posible definir los modelos policiacos y las responsabilidades que tendrá cada orden de gobierno, rubro que de hecho lleva ya 14 meses de discusión.

Pero esta discusión que sigue tiene que ir más allá del mando único; no se puede hablar de un esquema único porque las realidades que se viven en toda la República Mexicana son diferentes. Una reforma integral al Sistema Nacional de Seguridad Pública, además de incluir el asunto de la procuración e impartición de justicia obliga a que cada nivel de gobierno asuma sus responsabilidades: La Federación, los estados y municipios.

El objetivo es que las policías estén mejor capacitadas, sean más confiables, más profesionales y menos proclives a caer en la corrupción; que las autoridades y los jueces actúen de manera imparcial, objetiva, sin caer en la
impunidad, para que castigue a los culpables.

Uno de los problemas para llegar a verdaderos acuerdos con respecto al mando único es precisamente que cada entidad federativa tiene un modelo policial diferente que no define con claridad las competencias y responsabilidades.

En este orden de ideas, es necesario delimitar la participación de las policías municipales, estatales y la federal, para que cada una tenga una responsabilidad específica, así como dar la facultad a un órgano técnico
específico de determinar con criterios técnicos y no políticos; si las policías municipales están o no certificadas, con capacidades y competencias para llevar a cabo sus funciones, de esta forma, ni los gobernadores ni la Secretaría de Gobernación (SEGOB) intervendrían en estas decisiones.

De ahí que Acción Nacional proponga un modelo único mixto, basado en los principios de subsidiariedad y controles externos.

Bajo la subsidiariedad dejar que haya policías municipales donde sea posible, y tener controles externos en donde haya una figura técnica que especifique en qué momento procedería una intervención estatal o federal.

En esta estructura las policías municipales se encargarían de lo que suceda en su entorno geográfico; las estatales llevarían a cabo acciones para prevenir, reaccionar e investigar delitos y la federal atendería fenómenos criminales de mayor impacto.

En palabras del presidente nacional del partido Ricardo Anaya: “tantas policías municipales fuertes, capacitadas y sólidas como sean posibles, y tanta intervención de policías estatales y federal como sea necesaria… los
problemas de seguridad pueden resolverse sin la concentración del poder y con controles externos; por lo que «eliminar todas las policías municipales sería un error”.

La seguridad que merece cada mexicano y mexicana es una preocupación urgente.

Requerimos del consenso de los grupos parlamentarios para resolver este pendiente; es una tarea que reclama el análisis y el estudio de los diferentes modelos policiales propuestos por las fuerzas políticas.

Tenemos que dejar a un lado los tintes políticos, ya es tiempo de construir un dictamen sólido.

Trabajemos con voluntad política para encontrar los equilibrios necesarios y llegar a acuerdos que nos beneficien a todos, con un modelo policial a la altura de lo que hoy México necesita.

RECUENTOS

El viernes pasado conmemoramos el 99 aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por este motivo, les comparto una reflexión del presidente de la mesa directiva del Senado de la República,

Roberto Gil Zuarth.

“La meta del Constituyente de 1917 fue establecer la justicia, buscar la igualdad, la desaparición del oprobio, el renacimiento de la conciencia nacional. Nuestras metas deben plasmarse en nuevos consensos
constitucionales, consensos que recojan las aspiraciones heredadas y las expectativas que quedan por cumplir. El desafío político de esta generación es renovar el pacto social para enfrentar de mejor manera los desafíos del Siglo XXI. La incertidumbre que causa irritación, la irritación que conduce a la desesperanza”. Hasta la próxima entrega.